Quizás tenga algo que ver el apellido, pero anda doña Inés arrimada a la sombra de Ayuso a ver si, sabe Dios, cae algo en la pedrea ahora que se acerca la Lotería y no tiene que volver a la consultoría. Desconozco qué se le consultaba antes de su entrada en política, pero se intuye que la gestión de crisis no estaba entre sus especialidades.
Debería andarse con ojo porque hasta Chiquito de la Calzada, un pedazo de pan finstro pecadorrrr, montó en cólera contra Florentino Fernández por vivir, y no malamente, de imitarle. Y eso Chiquito. Pensar en un cabreo de Ayuso por similar asunto estremece dada la moderación y el talante de la ex ventrílocua del simpático Pecas.
Hay que admitir, no obstante, que lo de Ciudadanos tiene su mérito. Cada vez son menos y ni se saludan entre ellos
Hay que admitir, no obstante, que lo de Ciudadanos tiene su mérito. Cada vez son menos y ni se saludan entre ellos. Inés y Edmundo andan a la gresca por ver quién lidera la inanidad política más absoluta. Conmovedor.
De aquí a que convoquen al órgano pertinente encargado de la elección hasta es posible que se ahorren el alquiler de una sala y convoquen a sus delegados en un ascensor. Sitio de sobra, incluso con una mesa de catering, van a tener.
Por ejemplo, está por ver que Begoña Villacís llegue a la cita o ya esté acomodada en el PP. Anda la vicealcaldesa buscando excusas como níscalos para que no chirríe demasiado el cambio de chaqueta o de abrigo dado el relente de las fechas. Debería llamar a su ex compañero Toni Cantó para que le dé un tutorial exprés sobre cómo cambiar de partido con la misma frecuencia que de gayumbos (se le supone higiene diaria).
Por cierto, Ayuso, entre rebuzno y rebuzno alumbrado por MAR, debería proceder de inmediato a reponer el enorme vacío que dejó Cantó al frente de esa Oficina del Español. Madrid lo necesita y, si apura unos días, igual Arrimadas también.
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